La manera más eficaz que tienen medios, partidos y sus candidatos, académicos y grupos ciudadanos para conocer las opiniones, percepciones y comportamientos sobre política, economía o cultura es a través de la demoscopia. Es decir, los sondeos de opinión. Por lo tanto, uno de los principales métodos para descartar suposiciones en el contexto electoral son las encuestas, pues sirven para obtener datos sobre cómo podrían actuar los ciudadanos en el momento de emitir su voto.
Las encuestas nos acercan a la realidad, aunque se debe tomar muy en cuenta que solo reflejan el sentir de las personas en el instante en que fueron consultadas. Debido a ello, se les considera como “fotografías del momento”, cuyos resultados pueden variar, pues conforme se acerca el momento de la jornada electoral se reduce el número de indecisos.
Los estudios de opinión no sugieren resultados, sino que muestran intenciones o tendencias de voto. “Son encuestas, no profecías”, declaró en los años cuarenta el estadounidense George Gallup, gurú de la demoscopia. Tampoco se les debe calificar como instrumentos para favorecer o perjudicar a candidatos o partidos políticos, aunque en eso podría influir parcialmente la forma en que son presentados los datos a través de los medios masivos.
Tipos de encuestas
En el ámbito electoral, fundamentalmente existen encuestas no probabilísticas y encuestas probabilísticas. Es común que los medios les den oportunidad a sus audiencias para que expresen sus opiniones. Estas son las denominadas encuestas no probabilísticas, una especie de toma del estado de ánimo ciudadano, cuyos resultados no pueden ser proyectados al total de la población. Por lo regular, consisten en una pregunta cerrada, cuya respuesta es recogida por la vía telefónica o por medios de las redes sociales: “¿Está de acuerdo con la participación de militares retirados en el Partido Cuadro?, sí o no”, “¿Cree que Juan Pedro Altruista será un buen presidente de la república?, sí o no”.
Mientras tanto, las encuestas probabilísticas o por muestreo se basan en la selección de una muestra (personas a entrevistar) de acuerdo con los principios de la teoría de la probabilidad y la utilización de los números aleatorios, los cuales aseguran a cada uno de los elementos del universo (la totalidad de la población empadronada) la posibilidad de ser seleccionado para responder.
Los estadísticos consideran que mil 200 personas, bien escogidas, son suficientes para representar a los votantes de un país, siempre y cuando están bien hechos los cálculos respectivos. Las encuestas por muestreo son las que prefieren los medios masivos, los grupos civiles y los partidos para medir el pulso electoral.
Sin dudas ni prejuicios
Para que la prensa no se constituya en propagandista de candidatos y partidos, y tampoco genere dudas ni prejuicios, se debe tener claridad en aspectos como los siguientes:
¿Quién patrocinó el estudio?
En los más recientes procesos electorales, medios, partidos, centros de análisis y grupos civiles han encargado la tarea de las encuestas a empresas. Esos nombres nunca deberán obviarse, como tampoco su historial y sus intereses.
¿Cuál es el propósito de la encuesta?
En cualquier época es para tomarle le temperatura a las percepciones ciudadanas. En la electoral, para conocer sus preferencias políticas.
¿Qué es el margen de error?
Es una cifra que indica la diferencia porcentual que puede existir entre los resultados de una encuesta y los que se habrían obtenido al entrevistar a toda la población estudiada. Si el margen de error es de 2.8 por ciento y el nivel de confianza es de 95 por ciento, esto quiere decir que existe una posibilidad del 95 por ciento de que los resultados no se desviarán más del 2.8 por ciento hacia arriba o hacia abajo. Por ejemplo, un 41 por ciento de intención de voto podría subir a 43.8 por ciento o bajar a 38.2 por ciento.
¿Qué es una muestra aleatoria?
Significa que los encuestados fueron escogidos por sorteo: primero se escoge a las comunidades donde se harán las encuestas y después el punto de la población a partir del cual se empiezan a recorrer las calles. Los entrevistadores siguen una ruta y se detienen, por ejemplo, en una de cada siete viviendas, donde conversan con un adulto. De esa forma, todos los inscritos en el padrón electoral tienen oportunidad de ser escogidos. Para explicar por qué se pueden proyectar resultados a millones de personas si sólo se consultó a mil 200, los estadísticos utilizan una metáfora: para saber si una persona está enferma basta con analizar unos pocos centímetros cúbicos de sangre, pese a que en el cuerpo humano hay varios litros de esta.
La muestra debe ser representativa de la población guatemalteca: hombres, mujeres, indígenas, ladinos, adultos, jóvenes, habitantes urbanos y rurales, con diferentes ingresos económicos, etc., en proporciones similares a las detectadas en el último censo de población.
¿Cuál fue el período de realización de la encuesta?
Es importante conocer la fecha en que se levantaron los datos y la descripción de los hechos políticos más relevantes que hayan ocurrido durante ese proceso.
¿Quién confecciona los cuestionarios?
Por lo regular, se elabora entre patrocinadores y encuestadores. En el caso de la prensa, eventualmente participan en su redacción algunos reporteros y editores. La formulación de las preguntas debe tener un sentido claro, para no provocar ambigüedades ni señalamientos de parcialidad. Todos los cuestionarios incluyen preguntas de control, que no es más que interrogar sobre una misma cosa, pero de distinta manera.
¿Cómo fueron hechas las entrevistas?
Los sondeos electorales se llevan a cabo cara a cara en la residencia de la persona entrevistada, pero no se descartan otros medios, como teléfono o consultas en sitios públicos.
Fuente: Periodismo y cobertura electoral. Asociación Doses, 2007.